PROHIBICIÓN ÚNICA EN EL MUNDO


Arabia Saudita permitirá conducir a las mujeres


El rey Salman bin Abdelaziz establece que a partir de junio se emitirán permisos de conducción para las saudíes.

Tras décadas de protestas de las saudíes, retando al régimen y jugándose la libertad por reivindicar su derecho a ponerse al volante, el rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdelaziz, ordenó este martes emitir permisos de conducir para las mujeres, que hasta el día de hoy tenían prohibido conducir un vehículo en el ultraconservador país musulmán.

La agencia oficial de noticias saudí, SPA, informó de que la orden real entrará en vigor el próximo mes de junio, pero no ofreció más detalles sobre su aplicación. Asimismo, el monarca estableció un comité formado por los Ministerios de Interior, Hacienda, Trabajo y Desarrollo Social, para que presente sus recomendaciones sobre el polémico asunto en un plazo de 30 días.

Según SPA, el comité estudiará cómo aplicar la directiva del rey y homologar la ley de tráfico para que incluya a las mujeres “con igualdad” respecto a los hombres. La agencia explicó que la decisión fue tomada después de que la mayoría de los miembros de la Autoridad de los Ulemas del reino no se opusiera a que las mujeres conduzcan, dentro de “las garantías de la ‘sharía’ (ley islámica) para evitar (los) problemas” que pudieran surgir.

Una de las feministas más activas de Arabia Saudí Aziza Youssef consideró que la orden es “un gran primer paso hacia adelante para los derechos de las mujeres”. Youssef, profesora de la Universidad King Saud, dijo en una conversación telefónica con Associated Press que las mujeres seguirán presionando para que se ponga fin a las leyes de tutela de los varones, que dan a los hombres la última palabra sobre temas como el derecho de las mujeres a viajar al extranjero, obtener un pasaporte y casarse.
En el reino saudí, cuyas leyes se basan en la sharía o ley islámica, las mujeres carecen de los mismos derechos que los hombres, pues no pueden vestir con prendas consideradas “inmorales” en público y necesitan consentimiento de un varón de su familia no solo para viajar sino también para llevar a cabo cualquier acción legal, así como conducir.

Hasta ahora, las mujeres tenían que recurrir a los hombres cada vez que necesitaban desplazarse. Los más ricos tienen conductores masculinos y, más recientemente, en las principales ciudades, las mujeres pueden acceder a las aplicaciones de paseo de gran alcance como Uber y Careem.
Ningún otro país del mundo prohíbe a la mujer conducir, una ley que durante años ha levantado críticas a nivel internacional por detener a mujeres que desafiaron la prohibición, aunque sin enturbiar la relación con los países de Occidente, con quienes goza de una amistad enriquecida por los negocios. A algunas, incluso, el régimen las acusó de terrorismo.
Algunos clérigos ultraconservadores, que ejercen poder e influencia en los sectores judicial y educativo, son férreos defensores de la prohibición porque consideran que su derogación corrompería a la sociedad y conduciría al pecado.
Desde la década de 1990, las activistas por los derechos de las mujeres han estado presionando al reino por el derecho a conducir, la mayor causa que representa la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres ante la ley. Son muchas las mujeres que han desafiado al régimen. Durante un tiempo el delito solía castigarse con una detención, una multa y la pérdida del empleo si es que la mujer tenía uno, pero en la última década la ley llegó a permitir incluso juzgar a las conductoras como terroristas.

Esta medida se enmarca en las reformas que lleva a cabo el rey Salman desde su llegada al trono en 2015, que han supuesto pequeñas mejoras para las mujeres saudíes, que aun así siguen sujetas a un sistema de tutoría del hombre.
El gesto más reciente, cuando el monarca, y su joven hijo y heredero Mohammed bin Salman , conocido por tener una visión de la sociedad ligeramente más abierta que su padre, permitieron a las mujeres asistir al estadio principal del país para las celebraciones del día nacional este mes. El estadio había sido previamente reservado para multitudes de hombres para ver eventos deportivos. El rey y su hijo también han abierto el país a más opciones de ocio y entretenimiento.


Bin Salam, el flamante heredero de 32 años, se ha convertido en el rostro de la reforma del reino en los últimos años. Muchos jóvenes saudíes consideran su ascenso - fue nombrado heredero el pasado junio- como la evidencia de que su generación está ocupando un lugar central en el manejo de un país cuyas tradiciones patriarcales han hecho poderosos a los hombres mayores durante décadas y bloqueado el progreso de las mujeres.
“Oh, Dios mío, esto es increíble. El ascenso de Mohammed bin Salman ha acelerado todos los cambios que se necesitan para nuestro país”, exclamaba Marwa Afandi, una planificadora de eventos de 35 años en la ciudad de Jeddah, en el Mar Rojo. “Felicitaciones a todas mis señoras, esta es una verdadera victoria”.
Hasta ahora el reino se había resistido a eliminar la prohibición contra las conductoras, a pesar de haber llevado a cabo una serie de aperturas sociales y logros para las mujeres, que incluyen permitir el derecho a voto y presentarse a las elecciones por primera vez a finales de 2015.
Las protestas de cualquier tipo son ilegales en Arabia Saudí y las demandas públicas por cambios políticos y sociales se han interpretado tradicionalmente como una falta de respeto a la autoridad de la dinastía Saud.

En la última década se llegó a juzgar a las conductoras por terroristas.

La reclamación se remonta a 1990. El 7 de noviembre de aquel año, después de ver conduciendo a las soldados estadounidenses que formaban parte de las tropas desplegadas en Arabia Saudí para repeler la invasión iraquí de Kuwait, medio centenar de mujeres tomaron las calles de Riad al volante de sus coches familiares. Tras pasar 24 horas en comisaría, las autoridades les retiraron los pasaportes y algunas perdieron sus trabajos. Además sufrieron una humillante campaña de desprestigio.
Pero no fue hasta 2007 cuando la Asociación para la Protección y Defensa de los Derechos de las Mujeres en Arabia Saudí, fundada por Wajeha al Huwaider y Fawzia al Uyyoni, volvió a la carga con una petición al rey Abdalá que reunió 1.100 firmas. Al año siguiente, en el día internacional de la mujer, Al Huwaider se grabó conduciendo y colgó el vídeo en YouTube.
Cuatro años más tarde, al hilo de la primavera árabe, un grupo de activistas utilizó Facebook para animar a las saudíes a ponerse al volante el 17 de junio. Pero la detención de Manal al Sharif cuando conducía en Al Jobar, una ciudad de la Provincia Oriental, aguó la cita. Al Sharif, que se convirtió en el rostro de la iniciativa, ha plasmado su experiencia en un libro publicado este año, Daring to Drive. A Saudi Woman’s Awakening (Atreverse a conducir. El despertar de una mujer saudí).
Nada más conocerse la noticia, algunas activistas de la región se han lanzado a comentarlo en las redes sociales. “¡Qué hito histórico para las mujeres saudíes y de todo el mundo! Mi corazón se llena de alegría y de esperanza por el futuro de Arabia Saudí”, escribía la kuwaití Nourah al Oseimi en su cuenta de Twitter. Otras, sin embargo, han recordado que “Arabia Saudí aún tiene un largo camino que recorrer en derechos humanos, pero que al menos este es un paso en la dirección correcta”.